domingo, 13 de agosto de 2017

Nuevas crónicas, número 37

Nuevas crónicas, número 37
Uno de mis deseos es refaccionar y modernizar el golfito de La Paloma.
Por eso uno de mis deseos era ir a un golfito de los tantos que hay acá.
Así que, tarde pero seguro, salió algo agendado hace tiempo.
Curiosamente no hay ninguno cerca. Curiosamente hay como 3 o 4 en el sur, en San Jose, a unos 30 kilómetros, más o menos, de la casa de mi hijo.
Arrancamos temprano. Era sábado y como es tradición los sábados -desde el sábado pasado- pasamos por alguna venta de garage.
Esta vez no tuvimos suerte. Visitamos dos (de unas cincuenta que estaban marcadas) y comprobamos que, como cualquiera agarra y hace una venta de garage, hay algunas que son un desastre. Te quieren vender -por más barato que sea- cosas que deberían tirar. Apenas un pimentero de madera, muy bonito, a cincuenta centavos de dólar rescatamos.
Al llegar a San José aprovechamos a recorrer sus calles. En cierto aspecto me hizo acordar a Sacramento -que fue fundada unos casi ochenta años después- por lo ancho de cada calle y avenida. Edificios muy modernos, altos y con cierto lujo, más allá de que fue fundada el 29 de noviembre de 1777.
Fue la primera población española en California. Tiene hoy un millón de habitantes en el área urbana y más de siete en todo su entorno. Es la décima ciudad norteamericana por cantidad de habitantes. Y la primera de toda California por sus índices de seguridad. Acá no pasa NUNCA NADA. los policias se la pasan tomando mate...con donas, jaja!
Llegamos y era día de fiesta: el San José Jazz Festival. Si mi amigo Jorge Simeone ve esto, se emocionaría: seis o siete cuadras cortadas y cercadas para un gran show de tres días. Cobro de entrada de unos 150 dólares -con brazalete y todo- para disfrutar de varios escenarios simultáneos y una increíble variedad de puestos de venta de lo que se te ocurra. Como estábamos apenas de pasada, solo chusmeamos un poco y seguimos la caminata.
Llegamos a una de esas callecitas históricas. No es gran cosa, como uno imagina previamente. Pero tiene restaurantes y bares muy lindos. Almorzamos en "La vieja fábrica de fideos" o, mejor dicho, The Old spaghetti Factory. La ambientación es impecable. Todo es antiguo, hasta las paredes y los vitreaux. Pero es de 1972...Tiene hasta un coche de un Tranvía adentro, decorado como otro salón comedor. Y era realmente barato, contrario a todo lo imaginable. Comí unos spaghettis de-li-cio-sos....
Ahora si, vuelta al auto hasta Golfland.
El predio no es grande, pero alcanza para 36 hoyos, un montón de juegos electrónicos y hasta un tobogán de agua importante.
Podes elegir por 18 o 36 hoyos y tienen varias tarifas combinables...
ALTO: acá, y por primera vez en mi vida, me convino -como dijo mi hijo- ser un anciano mayor de 55 años, y tener derecho a descuento por ¿viejo?
Y bueno...que le vamos a hacer....pero querés algo más humillante? Al decirle a la chica que tengo 56 años, ¡ni se le ocurrió pedirme el documento!
O sea que los aparento, nomás.
La pasamos muy divertido. Si bien había muchísima gente, ya estamos acostumbrados al orden y respeto de los otros: ninguno se pasa más tiempo del normal, todos hacen el recorrido sin apuro y nadie quiere pasarte por arriba.
¿Los resultados? ¡Eso es lo que menos importa! Fueron dos torneos y felicito a Nicolás y a Delia. Punto. A otra cosa.
Ah, las ideas para el de la playa, están documentadas.
De regreso, un alto, para boludear, en Palo Alto. Recorrida por IKEA, donde lo más impactante son las cocinas que siempre soñaste tener. Algunas eran ideales para aquel programa de recetas que algún día haré con Gustavo y Jorge.
Después un supuesto local de Nordstrom que vende más barato, pero no me pareció. Y una de esas monstruosidades incomprensibles: tremendo espacio, más grande que un supermercado grande, SOLO PARA EL GOLF.
Es un local del PGA, la Afa del golf.
Yo entiendo que haya muchos jugadores de esto, incluso yo jugué golfito, ¿pero semejante edificio? Como dato: hay palos de más de 1000 dólares...solo un palo de golf, que, eso si, no tienen nada que ver comparado a los que mi tío Sonny usaba allá por los años setenta, en el campo de mi papá. Ahora parecen hasta computarizados...
Bueno...arduo día. El calculador de pasos -podómetro- que llevo en el celu indica que caminamos más de ocho kilómetros y bajo el sol todo el tiempo. Ahora entiendo porque me duelen tanto las piernas...
Repito: si no comentan, lloro. Compartan y difundan mi blog: MaiInglishIsBad.blogspot.com
Y no se vayan...yo tengo fe: ahora viene lo mejor....





























No hay comentarios.:

Publicar un comentario