jueves, 31 de agosto de 2017

Nuevas crónicas, número 41

Nuevas crónicas, número 41
Apenas horas para volverme. Hoy, día de la Nostalgia en Uruguay, todo me pone triste.
Es cierto que tuve una fortuna increíble en estar acá, durante casi tres meses, disfrutando de mi hijo. También es cierto que allá, en La Paloma, estaré muy cerca de mis otros dos hijos. Pero siempre partir es morir un poco dijo un poeta.
Quizás pronto Nico vaya para casa, de visita y quizás la vida me regale otro viaje así, porque la esperanza nunca se pierde.
Allá en Bs As me esperan Wendy y Sebastián con el mismo amor que Nico acá.
Soy muy agradecido. No puedo dejar de pensar que apenas diez díaz antes de venir un infarto casi me interrumpe viaje y vida. Por eso estoy agradecido pero con los ojos llenos de lágrimas.
Ya vendrá el día de las lágrimas...disfrutemos mientras podamos (le dijo un jardinero a otro)
Hoy hicimos una escapadita al mar. El destino, a veinte minutos de casa, es Half Moon Bay...o sea La Bahía de la Media Luna, que ya la conocíamos del año pasado pero muy a las apuradas y en un día re neblinoso...
Y hoy ¡otra vez neblinoso! ¿Será siempre así, como el Golden Gate Bridge? ¿siempre?
Igual les cuento que es un pueblito recontra simpático. No es de una belleza como para decir ¡guau que lindo! pero no está mal. Lo más bello es la calle principal y la paz... Seguro que, si vivís en una ciudad enquilombada, caés acá y decís ¡quiero quedarme a vivir!
Me gustó más Capitola, un poco más al sur. Pero ahora tengo las fichas puestas en Carmel By The Sea (no digan que no tiene un nombre recontra fashion) al cual iremos mañana -en un intento personal de que en el medio del viaje encuentre al costado de la ruta un cofre con 1 millón de dólares y entonces, así de golpe, me decida a comprarme una casa de acá (no...un millón no me alcanza...) Les decía, encontrarme un cofre con 5 millones de dólares y listo, comprarme una casa, un auto, y quedarme por acá- (veamos si ocurre eso o algo levemente si ilar...ustedes serán los primeros en saberlo)
Half Moon Bay es chiquito, lindito y simpatiquito.
Abundan los negocios de plantas y flores. Hacen un concurso anual buscando el zapallo más grande y encuentran algunos tremendamente grandes que apenas caben en la caja de una pick up.
Y hay, como en muchos de estos lugares, una especie de adoración por los murales. Santiago Calero acá, en toda esta zona, disfrutaría mucho.
Me llamó la atención una cierta "oda al vino". Si bien la zona vitivinícola de California es mucho más al norte, en Napa Valley - que en un futuro viaje conoceré- acá hay muchos negocios que hacen degustación. Y cartelitos que lo idolatran. Muchos.
De regreso pasamos por un lugar extrañísimo donde se ocupan de decoraciones para jardines...aquello de la biblia y el calefón acá se da con Feng Shui y górgolas...con angelitos y soldados...con Dinosaurios y soles...todo un verdadero Cambalache...
Y no te cuento del lugar de las plantas carnívoras, porque no me animé a entrar...
Bueno, basta por hoy...espero que estos tres dias que quedan sean a full, por mi, por Delia, por Nico y por ustedes que me han hecho el aguante y una gran compañía...por eso no se les ocurra abandonarme, que ahora viene lo mejor....






























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